Vivimos en una sociedad, conformada por personas, las cuales convivimos todos los días, ya sea en el trabajo, la escuela o en la calle. Pero sabemos que es lo que nos hace humanos?
Las personas, a diferencia de los animales, poseemos la capacidad de hablar, de imaginar, de analizar, de crear, pero sobre todo de buscar la felicidad. Sin embargo, en 2016 ocurrieron 6291 suicidios en México, lo que representa 17 suicidios al día, de los cuales de cada 10, 8 fueron hombres entre 20 y 24 años de edad, según datos del INEGI. Hoy, es considerada la segunda causa de muerte a nivel mundial.
¿Dónde ha quedado esa búsqueda de la felicidad, las ganas de una sana convivencia, de vivir en armonía?
No importa el nivel socioeconómico que tengamos, todos tenemos la necesidad de trasladarnos hacía algún lugar diariamente, y si prestamos un poco de atención a nuestro alrededor podemos observar como es la convivencia. En el transporte público, la gente pelea los lugares, en el metro la gente se empuja, en el metrobús hay peleas muy a menudo; Es una lástima que tenga que haber vagones exclusivos para mujeres y niños por la falta de respeto de los hombres hacia ellas. Si te trasladas en automóvil, el tránsito es un caos, todos pelean por pasar, muy pocas personas ceden el paso, no existe la cultura vial de ceder el paso para descongestionar las vialidades. ¿Dónde están los valores?
En las escuelas el “bullying” ,el acoso por las redes socio digitales, cada vez va en aumento, en los trabajos las relaciones laborales parecen competencias inhumanas, buscando destacar sin pasando por encima de las personas, sin duda nos estamos volviendo autómatas. No estamos conviviendo, estamos sobreviendo.
Estamos acostumbrados a señalar, a criticar, a etiquetar como si fuéramos mercancía, opinamos sobre la vida de todos, nos creemos jueces. Que equivocados estamos, seguimos actitudes aprendidas como si fueran condenas eternas, nos llenamos la cabeza de prejuicios que nos están arrebatando la libertad y no nos damos cuenta que vamos en picada hacía un precipicio.
Es de humanos equivocarse, estamos aprendiendo de nuestros errores, pero si 17 personas deciden abandonar esta sociedad es porque algo estamos haciendo mal, y si todos conformamos esta sociedad, está en nuestras manos hacer un cambio.
Todos hemos llorado, nos hemos enojado, hemos sentido rabia y nos hemos doblado de tanta risa, si todos en este mundo hemos experimentado las mismas emociones ¿por qué no es tan difícil comprender que todos somos iguales? No importa el nivel socioeconómico, la raza, el sexo (orientación sexual), religión, la condición física que tengamos al final todos somos humanos.
Está sociedad está manifestando un hambre de conciencia, por favor hagamos a un lado nuestros prejuicios, volvamos a buscar la felicidad, volvamos amar a nuestros semejantes, seamos amables, por favor, volvamos a ser humanos.